La escritora Mireille Giuliano es autora del best seller Las mujeres francesas no comen grasa: el secreto de comer por placer. Entre las varias conclusiones que dejan las 304 páginas de este libro, la más importante es que las francesas son flacas porque comen poco y rico, algo que explicaría que Francia haya sido la cuna de la nouvelle cuisine, esa cocina super estética de porciones mínimas. Pero en la Argentina estas palabras caen en el vacío (y en la tira de asado y en el bife de chorizo). Aquí, la calidad de un restaurante suele estar medida al tamaño de las porciones. Incluso, la queja más común del comensal compatriota es "las porciones eran chicas". Este carnívoro hambriento está pasando hoy en día un mal momento. Cada vez más restaurantes, casi imperceptiblemente, achican sus raciones. Entradas que antes eran para dos ahora son apenas un tentempié. Empanadas generosas parecen de copetín. Y siguen los ejemplos.
¿Por qué se achican las porciones? Simple: por el aumento de los costos que no siempre se pueden trasladar a los clientes. Según los dueños de los restaurantes, no alcanza con subir los precios. Sus costos cambian semanalmente, pero no pueden aumentar la carta todas las semanas porque ahuyentarían a sus habitués. El dueño de una de las principales parrillas multitudinarias de Las Cañitas es muy claro al respecto: “Intentamos aumentar los precios solo dos veces al año; pero cualquiera que vaya a la carnicería sabe que los cortes suben día tras día”. ¿Cómo se responde a esto? Achicando el bife de chorizo un 10%. En lugar de 500 gramos, ahora pesa 450. Es difícil que el cliente se de cuenta, y para el restaurante representa un ahorro del 10 por ciento.
EN EE.UU. PASA LO MISMO
Lejos de ser un mal nacional, esta crisis de los tamaños tiene paralelos en todo el mundo. Es que los costos de los alimentos suben a nivel global: el Banco Mundial registró un aumento de 15% en alimentos entre octubre de 2010 y enero de 2011. Así, los restaurantes del hemisferio norte, para evitar subir los precios, achicaron las cantidades. Lo dejó bien claro Diane Swonk, economista jefe de la consultora Mesirow Financial Inc. de Chicago: “La disminución en el tamaño de las porciones permite vender más barato, sin sacrificar la rentabilidad”. Su afirmación intenta explicar algo que en EE.UU. ya es una moda, aunque allí esta tendencia tiene un giro marketinero. Las cadenas aprovechan la obesidad de los yanquis y promocionan los nuevos tamaños con la excusa de criterios de salud. En 2009 hubo una famosa campaña de Burger King que decía que "el joven de las manos pequeñas ahora prefiere Whopper Junior”. Starbucks lanzó su cuadradito de limón “junior”, la cadena Dairy Queen presentó un mini-helado, McDonald´s estudia formatos de hamburguesas petite y TGI Friday’s tiene un menú que se llama La porción justa, el precio justo. Incluso en el país del Norte se habla mucho de las 100 calorías, y varios fabricantes de alimentos rediseñaron sus packagings para no pasar ese número. El ejemplo básico es Oreo, el gigante de las galletitas mundiales, con su paquete de 100 calorías, al que se suman cientos de otras golosinas.
Fuente: Joy
¿Por qué se achican las porciones? Simple: por el aumento de los costos que no siempre se pueden trasladar a los clientes. Según los dueños de los restaurantes, no alcanza con subir los precios. Sus costos cambian semanalmente, pero no pueden aumentar la carta todas las semanas porque ahuyentarían a sus habitués. El dueño de una de las principales parrillas multitudinarias de Las Cañitas es muy claro al respecto: “Intentamos aumentar los precios solo dos veces al año; pero cualquiera que vaya a la carnicería sabe que los cortes suben día tras día”. ¿Cómo se responde a esto? Achicando el bife de chorizo un 10%. En lugar de 500 gramos, ahora pesa 450. Es difícil que el cliente se de cuenta, y para el restaurante representa un ahorro del 10 por ciento.
EN EE.UU. PASA LO MISMO
Lejos de ser un mal nacional, esta crisis de los tamaños tiene paralelos en todo el mundo. Es que los costos de los alimentos suben a nivel global: el Banco Mundial registró un aumento de 15% en alimentos entre octubre de 2010 y enero de 2011. Así, los restaurantes del hemisferio norte, para evitar subir los precios, achicaron las cantidades. Lo dejó bien claro Diane Swonk, economista jefe de la consultora Mesirow Financial Inc. de Chicago: “La disminución en el tamaño de las porciones permite vender más barato, sin sacrificar la rentabilidad”. Su afirmación intenta explicar algo que en EE.UU. ya es una moda, aunque allí esta tendencia tiene un giro marketinero. Las cadenas aprovechan la obesidad de los yanquis y promocionan los nuevos tamaños con la excusa de criterios de salud. En 2009 hubo una famosa campaña de Burger King que decía que "el joven de las manos pequeñas ahora prefiere Whopper Junior”. Starbucks lanzó su cuadradito de limón “junior”, la cadena Dairy Queen presentó un mini-helado, McDonald´s estudia formatos de hamburguesas petite y TGI Friday’s tiene un menú que se llama La porción justa, el precio justo. Incluso en el país del Norte se habla mucho de las 100 calorías, y varios fabricantes de alimentos rediseñaron sus packagings para no pasar ese número. El ejemplo básico es Oreo, el gigante de las galletitas mundiales, con su paquete de 100 calorías, al que se suman cientos de otras golosinas.
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